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El amor se marchita con la previsibilidad; su esencia misma es la sorpresa y el asombro. Hacer del amor un prisionero de lo mundano es quitarle su pasión y perderla para siempre.
El amor se marchita con la previsibilidad; su esencia misma es la sorpresa y el asombro. Hacer del amor un prisionero de lo mundano es quitarle su pasión y perderla para siempre.