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No teníamos iglesias, ni organizaciones religiosas, ni día de reposo, ni días festivos y, sin embargo, rendíamos culto. A veces toda la tribu se reunía para cantar y rezar; otras, un número menor, quizá sólo dos o tres. Las canciones tenían algunas palabras, pero no eran formales. De vez en cuando, el cantor ponía las palabras que quería en lugar del sonido tonal habitual. A veces rezábamos en silencio; a veces cada uno rezaba en voz alta; a veces una persona mayor rezaba por todos nosotros. Otras veces uno se levantaba y nos hablaba de nuestros deberes mutuos y para con Usen. Nuestros servicios eran breves.