-
Estábamos muy contentos de estar vivos. Había un motel bastante cerca. Tomamos una gran taza de café. Todos tenían una habitación para ellos solos. Pero nadie quería irse a la cama. Todos querían quedarse despiertos y beber café y comer rosquillas. Lo habíamos conseguido. El tiempo era perfecto cuando nos levantamos a la mañana siguiente.