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La sorpresa más bonita para papá en el Día del Padre sería que le dieras una caja, la abriera y allí dentro, sobre un lecho de pañuelos doblados, estuviera el par de calzoncillos que alguien tiró hace seis meses (sin preguntarle a papá) porque habían llegado al punto de ser un 3% calzoncillos y un 97% agujeros. Papá echa de menos esos calzoncillos. Eran sus fieles compañeros de calzoncillos.