Este es el camino que he intentado seguir como profesor: vivir mis convicciones; estar abierto al proceso de conocer y ser sensible a la experiencia de la enseñanza como arte; ser empujado hacia adelante por los retos que me impiden burocratizar mi práctica; aceptar mis limitaciones, pero siempre consciente del esfuerzo necesario para superarlas y consciente de que no puedo ocultarlas porque hacerlo sería una falta de respeto tanto a mis alumnos como a mí mismo como profesor.