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  • Qué inocentes eran estos árboles, que en
    verde mayo, soplados por una próspera brisa,
    se erguían guirnaldados y alegres;
    Que ahora en el resplandor del atardecer
    De colores serios vestidos me confrontan con su espectáculo
    Como resignados y tristes,
    Árboles que, sin susurrar, se yerguen ámbar, bronce y oro;
    Pavimentando la tierra para alguien cansado y viejo;
    Olmos, castaños, álamos y pinos, me funden en vosotros,
    Que dicen una vez más en tonos de tiempo,
    Su despedida de follaje.

    Siegfried Sassoon (1956). “Sequences”