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La sociedad es, en efecto, un contrato. Es una asociación en toda ciencia; una asociación en todo arte; una asociación en toda virtud, y en toda perfección. Como los fines de tal sociedad no pueden obtenerse en muchas generaciones, se convierte en una sociedad no sólo entre los que viven, sino entre los que viven, los que han muerto y los que han de nacer.