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El pecado no puede producirse en ningún momento ni de ninguna forma sin su permiso. Aunque no lo origina activamente, tiene un control tan absoluto sobre él que ningún acontecimiento relacionado con él puede tener lugar sin su permiso.
El pecado no puede producirse en ningún momento ni de ninguna forma sin su permiso. Aunque no lo origina activamente, tiene un control tan absoluto sobre él que ningún acontecimiento relacionado con él puede tener lugar sin su permiso.