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Hace dos o tres años, en cada partido quería marcar. Y después de marcar un gol tengo una chispa y estoy tan contento que quiero más. Ahora soy un poco diferente. No digo que haya perdido la chispa, que la sigo teniendo, pero ya no persigo tanto el gol como antes. Juego para el equipo y sigo sabiendo que puedo marcar, pero es distinto que hace dos o tres años. Mira a los grandes equipos como Detroit hace un par de años; ganaron la Copa Stanley y sólo marcaron 25 goles, nadie tuvo una gran temporada. Hay que jugar a la defensiva, así es como se gana.