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En los laboratorios de más de un gran país se está llevando a cabo un estudio de las enfermedades, de las pestilencias preparadas metódicamente y lanzadas deliberadamente contra el hombre y las bestias. El tizón para destruir cosechas, el ántrax para matar caballos y ganado, la peste para envenenar no ejércitos sino distritos enteros - tales son las líneas por las que la ciencia militar está avanzando implacablemente.