Autores:
  • Si, en raras ocasiones, es necesario hablar con cierta severidad para hacer sentir un delito grave, debemos siempre, al concluir la reprensión, añadir algunas palabras amables. Debemos curar las heridas, como hizo el samaritano, con vino y aceite. Pero así como el aceite flota sobre todos los demás licores, así la mansedumbre debe predominar en todas nuestras acciones.