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Cuando veamos un objeto bello, un hermoso jardín o una bella flor, pensemos que allí contemplamos un rayo de la belleza infinita de Dios, que ha dado existencia a ese objeto.
Cuando veamos un objeto bello, un hermoso jardín o una bella flor, pensemos que allí contemplamos un rayo de la belleza infinita de Dios, que ha dado existencia a ese objeto.