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Él [el golfista] debe tener el valor de seguir intentándolo ante la mala suerte o la decepción, y la timidez de apreciar y valorar los peligros de cada golpe, y de refrenar el deseo de arriesgarse más allá de una esperanza razonable de éxito.
Él [el golfista] debe tener el valor de seguir intentándolo ante la mala suerte o la decepción, y la timidez de apreciar y valorar los peligros de cada golpe, y de refrenar el deseo de arriesgarse más allá de una esperanza razonable de éxito.