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Agraviar a quienes odiamos es echar más leña a nuestro odio. Por el contrario, tratar a un enemigo con magnanimidad es mitigar nuestro odio hacia él.
Agraviar a quienes odiamos es echar más leña a nuestro odio. Por el contrario, tratar a un enemigo con magnanimidad es mitigar nuestro odio hacia él.