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  • Fue en los días en que el poder de Francia ya estaba roto en los mares, y cuando más de sus tres-cubiertas yacían pudriéndose en el Medway que los que se encontraban en el puerto de Brest. Pero sus fragatas y corbetas seguían surcando el océano, seguidas de cerca por las de su rival. En los confines de la tierra, estas delicadas embarcaciones, con dulces nombres de muchachas o de flores, se destrozaban mutuamente por el honor de las cuatro yardas de banderines que ondeaban en el extremo de sus garfios.

    Sir Arthur Conan Doyle (2013). “Delphi Complete Works of Sir Arthur Conan Doyle (Illustrated)”, p.6881, Delphi Classics