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  • Este es el bosque primitivo. Los pinos murmurantes y los hemlocks, barbudos con musgo, y en ropas verdes, indistintas en el crepúsculo, están parados como Druids del eld, con las voces tristes y proféticas, están parados como harpers hoar, con las barbas que se reclinan en sus pechos. Desde sus cavernas rocosas, el océano vecino de voz profunda habla, y en acentos desconsolados responde al lamento del bosque.

    Henry Wadsworth Longfellow (1867). “The Poetical Works of H. W. Longfellow. Complete Edition”, p.98