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El carácter no se hereda. Se construye cada día con la forma de pensar y actuar, pensamiento a pensamiento, acción a acción. Si uno deja que el miedo, el odio o la ira se apoderen de la mente, se convierten en cadenas forjadas por uno mismo.
El carácter no se hereda. Se construye cada día con la forma de pensar y actuar, pensamiento a pensamiento, acción a acción. Si uno deja que el miedo, el odio o la ira se apoderen de la mente, se convierten en cadenas forjadas por uno mismo.