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Cuando eres niño, los mayores siempre te dicen que "los palos y las piedras te romperán los huesos, pero las palabras nunca te harán daño". Lo dicen como si fuera una especie de hechizo que te va a proteger. Nunca le he visto la lógica. Los cortes y los moratones desaparecen rápidamente. Te olvidas de ellos. Las heridas psicológicas que infligen los matones con palabras son mucho más profundas.