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El secreto de la satisfacción es comprender que la vida es un don, no un derecho. Después de la fe, éste es el arte más elevado: estar contento con la vocación en la que Dios te ha colocado.
El secreto de la satisfacción es comprender que la vida es un don, no un derecho. Después de la fe, éste es el arte más elevado: estar contento con la vocación en la que Dios te ha colocado.