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Nuestro miedo a la muerte es como nuestro miedo a que el verano sea corto, pero cuando hemos tenido nuestro vaivén de placer, nuestra saciedad de fruta y nuestro sofoco de calor, decimos que hemos tenido nuestro día.
Nuestro miedo a la muerte es como nuestro miedo a que el verano sea corto, pero cuando hemos tenido nuestro vaivén de placer, nuestra saciedad de fruta y nuestro sofoco de calor, decimos que hemos tenido nuestro día.