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Hace casi ochenta años empezamos declarando que todos los hombres son creados iguales; pero ahora desde ese principio hemos descendido a la otra declaración, que para ALGUNOS hombres esclavizar a OTROS es un "sagrado derecho de autogobierno". Estos principios no pueden permanecer juntos. Son tan opuestos como Dios y Mammón; y quienquiera que se aferre a uno, debe despreciar al otro.