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  • La naturaleza nunca abandona al sabio y al puro; no hay parcela tan estrecha, que no sea naturaleza; no hay desperdicio tan vacío, que no pueda emplear bien cada facultad del sentido, y mantener el corazón despierto al amor y a la belleza.

    Samuel Taylor Coleridge (1836). “Letters, Conversations and Recollections”, p.35