-
La naturaleza nunca abandona al sabio y al puro; no hay parcela tan estrecha, que no sea naturaleza; no hay desperdicio tan vacío, que no pueda emplear bien cada facultad del sentido, y mantener el corazón despierto al amor y a la belleza.
La naturaleza nunca abandona al sabio y al puro; no hay parcela tan estrecha, que no sea naturaleza; no hay desperdicio tan vacío, que no pueda emplear bien cada facultad del sentido, y mantener el corazón despierto al amor y a la belleza.