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  • Si te desanimas es un signo de orgullo, porque demuestra que confías en tus propias fuerzas. Nunca te preocupes por las opiniones de los demás. Sé humilde y nunca te molestarán. Recuerda a San Luis, que dijo que seguiría jugando al billar aunque supiera que iba a morir. ¿Juegas bien? ¿Duermes bien? ¿Comes bien? Son deberes. Nada es pequeño para Dios.