Autores:
  • Una sociedad narcisista, en la que cada persona está ocupada mirando por el número uno, no puede construir ni fraternidad ni comunidad. ¿No nos alegramos, en este tiempo de Pascua y en todos los tiempos, de que Jesús no buscara egoístamente el número uno? Con razón se nos ha dicho: 'No tendrás dioses ajenos
    delante de mí', ¡y esto incluye la adoración de uno mismo! (Ex. 20:3; énfasis añadido). De un modo u otro, los egoístas se estrellarán finalmente, gimoteando, contra las melladas y concretas consecuencias de su egoísmo.