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Acéptate a ti mismo. Quiérete tal y como eres. Tu mejor trabajo, tus mejores momentos, tu alegría, paz y curación llegan cuando te amas a ti mismo. Cuando lo haces, haces un gran regalo al mundo. Les das permiso a los demás para hacer lo mismo: amarse a sí mismos. Deléitate con el amor propio. Revuélcate en él. Disfrútalo, como lo harías con la luz del sol.