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¿Qué tienes que temer? A nada. ¿A quién tienes que temer? A nadie. ¿Por qué? Porque quien se ha unido a Dios obtiene tres grandes privilegios: omnipotencia sin poder, embriaguez sin vino y vida sin muerte.
¿Qué tienes que temer? A nada. ¿A quién tienes que temer? A nadie. ¿Por qué? Porque quien se ha unido a Dios obtiene tres grandes privilegios: omnipotencia sin poder, embriaguez sin vino y vida sin muerte.