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  • Tío, me encantaba este juego. Habría jugado por el dinero de la comida... Me encantaba viajar en tren de una ciudad a otra. Los hoteles... escupideras de latón en los vestíbulos, camas de latón en las habitaciones. Era la multitud, poniéndose en pie cuando la pelota era golpeada en profundidad. ¡Diablos, jugaría por nada!