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  • El hombre es su propia estrella, y el alma que puede, hacer un hombre honesto y perfecto,
    Comanda toda la luz, toda la influencia, todo el destino: nada para él cae temprano o demasiado tarde.
    Nuestros actos son ángeles son, para bien o para mal: nuestras sombras fatales que caminan por nosotros todavía.

    Francis Beaumont, John Fletcher (1840). "Las obras de Beaumont y Fletcher", p.499