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Si un hombre quiere comprender la riqueza y variedad del universo, e inspirar su mente con la debida medida de asombro y admiración, debe contemplar el intelecto humano no sólo en sus cumbres de genialidad sino en sus abismos de ineptitud.
Si un hombre quiere comprender la riqueza y variedad del universo, e inspirar su mente con la debida medida de asombro y admiración, debe contemplar el intelecto humano no sólo en sus cumbres de genialidad sino en sus abismos de ineptitud.