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Que Alguien en una posición tan elevada se rebaje tanto es una maravilla que asombra. ¡Qué sublime humildad y qué humilde sublimidad, que el Señor del Universo, el Divino Hijo de Dios, se rebaje hasta ocultarse bajo la apariencia de pan para nuestra salvación! Contemplad el humilde camino de Dios, hermanos míos. Por tanto, no os tengáis por nada de vosotros mismos, para que seáis enteramente aceptables a Aquel que se entrega enteramente a vosotros.