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Cuando los vítores se han apagado y el estadio se ha vaciado, cuando se han escrito los titulares y cuando has vuelto a la tranquilidad de tu habitación y el anillo del campeonato se ha colocado en la cómoda y toda la pompa y la fanfarria se han desvanecido, lo que queda es la dedicación a la excelencia, la dedicación a la victoria y la dedicación a hacer con nuestras vidas lo mejor que podamos para hacer del mundo un lugar mejor en el que vivir.