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Porque todas las sociedades, todas las naciones, todas las culturas, han dado por sentado que los individuos existen para ellas, y no viceversa. Para mí es justo lo contrario: la sociedad existe para el individuo, la cultura existe para el individuo, la nación existe para el individuo. Todo puede sacrificarse, pero el individuo no puede sacrificarse por nada. La individualidad es el florecimiento mismo de la existencia: no hay nada más elevado que ella. Pero ninguna cultura, ninguna sociedad, ninguna civilización está dispuesta a aceptar una verdad sencilla.