Autores:
  • No hay nada más agradable a Dios, que ver un alma que soporta con paciencia y serenidad cualquier cruz que se le envíe; así se hace el amor, poniendo al mismo nivel al amante y al amado. . . Un alma que ama a Jesucristo desea ser tratada como Cristo fue tratado: desea ser pobre, despreciada y humillada.