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Cada clase de la sociedad tiene su canto de lamento, que no es comprendido o considerado por nadie más que por ellos mismos; y cada parte de la vida tiene su malestar, que aquellos que no lo sienten no conmiserarán. Un acontecimiento que siembra la distracción en la mitad del mundo comercial, reúne a las compañías comerciales en consejos y comités, y sacude los nervios de un millar de almacenistas, es leído por el terrateniente y el granjero con frígida indiferencia.