El que quiera viajar para entretener a otros, debe recordar que el gran objeto de la observación es la vida humana. Cada nación tiene algo peculiar en sus manufacturas, sus obras de genio, sus medicinas, su agricultura, sus costumbres y su política. Sólo es un viajero útil el que trae a casa algo que pueda beneficiar a su país; el que procura algún suministro para las necesidades o alguna mitigación de los males, que pueda permitir a sus lectores comparar su condición con la de los demás, mejorarla cuando sea peor y disfrutarla cuando sea mejor.