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  • Si sientes una gran soledad y un profundo anhelo de contacto humano, tienes que ser extremadamente perspicaz... y preguntarte si esta situación es verdaderamente dada por Dios. Porque donde Dios quiere que estés, Dios te mantiene a salvo y te da paz, incluso cuando hay dolor. Vivir una vida disciplinada es vivir de tal manera que sólo quieras estar donde Dios está contigo. Cuanto más profundamente vivas tu vida espiritual, más fácil te será discernir la diferencia entre vivir con Dios y vivir sin Dios, y más fácil te será alejarte de los lugares donde Dios ya no está contigo.