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Pensemos en la Seguridad Social. Los jóvenes siempre han contribuido a mantener a los mayores. Antes, los jóvenes ayudaban a sus propios padres por amor y deber. Ahora contribuyen a la manutención de los padres de otra persona por obligación y miedo. Las transferencias voluntarias reforzaban los lazos familiares; las obligatorias los debilitan.