Según su doctrina [la de Newton y sus seguidores], Dios Todopoderoso quiere dar cuerda a su reloj de vez en cuando: de lo contrario, dejaría de moverse. No tuvo, al parecer, suficiente previsión para hacerlo de movimiento perpetuo. Es más, la máquina que Dios ha fabricado es tan imperfecta, según estos caballeros, que se ve obligado a limpiarla de vez en cuando con una concurrencia extraordinaria, e incluso a remendarla, como el relojero remienda su obra.