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En medio de las vicisitudes de la superficie terrestre, las especies no pueden ser inmortales, sino que deben perecer, una tras otra, como los individuos que las componen. No hay posibilidad de escapar a esta conclusión.
En medio de las vicisitudes de la superficie terrestre, las especies no pueden ser inmortales, sino que deben perecer, una tras otra, como los individuos que las componen. No hay posibilidad de escapar a esta conclusión.