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  • Es impensable que, en un país con tanta abundancia, tantas personas pasen hambre y pobreza. Si de verdad somos solidarios, apoyemos los almuerzos escolares, los cupones para alimentos, los proyectos de huertos vecinales y tantos otros programas maravillosos que trabajan para acabar de una vez por todas con esta lacra cruel e innecesaria.