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No considero que los animales sean superiores, ni siquiera iguales, a los humanos. Todo el argumento a favor de comportarse decentemente con los animales se basa en el hecho de que somos la especie superior. Somos la única especie capaz de imaginación, racionalidad y elección moral, y precisamente por eso tenemos la obligación de reconocer y respetar los derechos de los animales.