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  • El tiempo, en efecto, cambia las costumbres y las nociones, y hasta aquí debemos esperar que las instituciones se plieguen a ellas. Pero el tiempo produce también la corrupción de los principios, y contra esto es deber de los buenos ciudadanos estar siempre alerta, y si la gangrena ha de prevalecer al fin, que el día se retrase lo más posible.

    Thomas Jefferson (2010). “The Works of Thomas Jefferson: Correspondence and Papers, 1816-1826”, p.201, Cosimo, Inc.
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