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El jefe puede ganar el juego de la fuerza. Pero no la cuestión moral, y cuando él y sus aliados se dan cuenta de ello, se produce un cambio de conciencia y la desmoralización empieza a descongelar el corazón helado. El juego ha terminado.
El jefe puede ganar el juego de la fuerza. Pero no la cuestión moral, y cuando él y sus aliados se dan cuenta de ello, se produce un cambio de conciencia y la desmoralización empieza a descongelar el corazón helado. El juego ha terminado.