Autores:
  • El Espíritu Santo nos da alegría. Y Él es la alegría. La alegría es el don en el que están incluidos todos los demás dones. Es la expresión de la felicidad, de estar en armonía con nosotros mismos, la que sólo puede venir de estar en armonía con Dios y con su creación. Pertenece a la naturaleza de la alegría ser radiante; debe comunicarse a sí misma. El espíritu misionero de la Iglesia no es otra cosa que el impulso a comunicar la alegría que nos ha sido dada.