-
Los que carecen de talento esperan que las cosas sucedan sin esfuerzo. Atribuyen el fracaso a la falta de inspiración o de habilidad, o a la mala suerte, más que a una aplicación insuficiente. En el núcleo de todo verdadero talento hay una conciencia de las dificultades inherentes a cualquier logro, y la confianza de que con persistencia y paciencia se conseguirá algo que merezca la pena. Así pues, el talento es una especie de vigor.