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Es evidente que no es la razón la que ha fracasado. Lo que ha fracasado -como siempre ha fracasado- es el intento de alcanzar la certeza, de llegar a un absoluto, de encontrar el curso de los acontecimientos humanos hasta un final definitivo. No es la razón la que ha prometido eliminar el riesgo en las empresas humanas; son las necesidades emocionales de los hombres.