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El pecado es un juguete peligroso en manos de los virtuosos. Debe dejarse en manos de los pecadores congénitos, que saben cuándo jugar con él y cuándo dejarlo en paz.
El pecado es un juguete peligroso en manos de los virtuosos. Debe dejarse en manos de los pecadores congénitos, que saben cuándo jugar con él y cuándo dejarlo en paz.