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En realidad, lo curioso es que cuanto más te conviertes en objeto de admiración o aversión, cuanto más te examinan con microscopio, más distancia parece abrirse entre quién eres realmente y las representaciones que la gente te impone.
En realidad, lo curioso es que cuanto más te conviertes en objeto de admiración o aversión, cuanto más te examinan con microscopio, más distancia parece abrirse entre quién eres realmente y las representaciones que la gente te impone.