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Desde que nací, recuerdo que mi padre y mi madre siempre han defendido la diversidad y las diferencias entre las personas, y que eso es el núcleo de América y de la felicidad y de todas esas cosas. Y eso va de la mano de la igualdad y de que hay que tratar a todo el mundo por igual y ser justo y no juzgar a la gente ni que no te guste la gente porque sea diferente, y abrazar y disfrutar de la gente por las diferencias que tienen.