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No podemos esperar crecer a semejanza de nuestro Señor a menos que sigamos su ejemplo y dediquemos más tiempo a la comunión con el Padre. Un renacimiento de la verdadera oración produciría una revolución espiritual.
No podemos esperar crecer a semejanza de nuestro Señor a menos que sigamos su ejemplo y dediquemos más tiempo a la comunión con el Padre. Un renacimiento de la verdadera oración produciría una revolución espiritual.